jueves, 24 de marzo de 2011

ASTRUIX Y JOELIX en... LA CARRERA DE FILÍPIDES

Estamos en el año 2011 después de Jesucristo, toda Europa está ocupada por los romanos bajo el mando de Filípides…¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles CRUZADOS resiste todavía y siempre al invasor. La vida no es fácil, para las guarniciones de legionarios romanos en los reducidos campamentos de Babaórum, Acuárium, laudánum y petibónum...

La vida en ARC Alcoy transcurría tranquila, en paz y armonía, manteniendo a raya a las tropas de Filípides, y contrarrestando cada uno de sus deportivos ataques. Esta situación se vio alterada cuando dos de los cruzados más célebres: Astruix y Joelix, son encomendados para llevar a cabo la dura misión de derrotar al mismísimo Filípides en su propia casa: la ciudad de Roma.



Tras unos meses de dura preparación para la prueba, nuestros dos valientes amigos emprenden el viaje hacia tierras romanas dispuestos a plantarle cara al imponente Filípides aún conscientes de todas las armas y artimañas que podrían usar contra ellos. Astruix y Joelix no van sólos a esta aventura, les acompañan la bella Anita y el ingenioso Wifix (Quinito), fiel amigo de Joelix, audaz y conocedor de todos los medios para transmitir información. En casa dejan a todos sus amigos y familiares que les mandan todos sus ánimos y fuezas para que regresen triunfadores de su viaje. Ellos reciben estos apoyos, en especial Joelix el de su amada Masun, a la que deja a cargo de la casa, mientras reposa a la espera se su bebé.

La llegada a la ciudad eterna de los cuatro cruzados no pasa desapercibida para la defensa de Filípides, y nada más llegar tras pasar la noche en un pequeño cuartel cerca del campamento romano de Termini, son recibidos por las ninfas de Filípides, que enseguida les seducen y les llevan a recorrer los más bellos parajes de Roma, siendo inconscientes casi por completo de la importancia y la dificultad de la misión para la que han llegado a estas tierras.

A lo largo del Sábado nuestros cuatro amigos se dejan llevar por los encantos romanos, recorriendo todos sus rincones, cargándose las piernas y, sin saberlo, debilitando sus cuerpos por el hechizo de las ninfas.

Cuando llega la noche, caen en la cuenta del gran mal que les han provocado tantas delicias, y tras una suculenta cena regresan al cuartel donde velarán armas para el ataque definitivo al reino de Filípides. Pero cuando el cansancio y el sueño logra vencerlos a todos, Joelix es inesperadamente visitado por el dios Morfeo, quien interrumpe sus sueños para alejarle del mundo onírico, llenándole la cabeza de pensamientos. Esto hace que Joelix descanse poco esa noche, poniéndole más cuesta arriba la ya de por sí dura labor que tiene por delante.


Llega el Domingo y todos duermen… Astruix y Joelix dejan en silencio sus habitaciones a las 7 de la mañana con los primeros rayos de Sol, listos para la batalla, ataviados con sus trajes de guerra, incluído un pequeño amuleto que la druída Lorena había entregado a Joelix antes de su marcha: un pequeño patuquito mágico que este llevaría consigo en la batalla y que le conectaría con su amada Masun en la distancia y le haría llegar toda su fuerza y la del bebé que está por venir. Tras reponer fuerzas en la pequeña cantina del cuartel, se lanzan a la calle, donde otros guerreros venidos de todas las partes del mundo les acompañan dispuestos entre todos a hacer frente al malvado Filípides. Formando un gran pelotón se dirigen al punto desde donde van a intentar vencer a su rival. Astruix y Joelix ocupan su lugar, al cobijo del majestuoso Coliseo, punto de partida de la gran lucha.

La espera se hace larga y tensa, los nervios y los miedos aparecen agolpados en la cabeza de Joelix, que mira al cielo pidiendo ayuda divina para que todo salga bien. Astruix es experto en estas lides y trata de tranquilizar a su compañero, insuflándole ánimos y buenos pensamientos. Pasadas las 9 de la mañana, los dos valientes cruzados emprenden el camino que les llevará a la gloria. Desde el Coliseo se dirigen al Foro Imperial, donde oficialmente lanzan el guante a Filípides, que sale a recibirles y a retarles a completar sus 42.195 metros para poder vencerle. Puestos a realizarlos, Astruix y Joelix se dirigen por el foro hacia el Circo Máximo, otrora escenario de grandes carreras de cuádrigas, siendo el más grande recinto deportivo de la edad antigua y hoy en día un gran vacío en medio de la gran ciudad.

El primer tramo de la carrera discurre tranquilo, intentando llevar un ritmo que puedan mantener durante todo el recorrido, aunque al mismo tiempo tienen que intentar escapar de la muchedumbre que les rodea. Aquí las vistas no ofrecen ningún valor extra, aunque el recorrido es llano y el ambiente distendido, esto unido al apoyo de la gente que les observa desde fuera hace que los primeros 10 kilómetros, que les llevan a la Pirámide de Cayo Cestio, pasen rápidamente sin suponer esfuerzo alguno tras unos 58 minutos de batalla. Esta misma tónica impera durante el siguiente tramo del recorrido, que les lleva siguiendo el curso del río Tíber, frente al barrio del Trastévere, alzándose majestuoso antes sus ojos el Castillo de San Angelo, a la altura del cual giran a la izquierda. A medida que van subiendo por este largo camino la animación va creciendo, el ambiente va proponiendo algo especial y, pese a la dureza del momento, los corredores van ligeros en busca de aquello que va asomando por el horizonte.

De repente toda la grandeza del maratón se ve transformada en un solo punto: la Plaza de San Pedro, primer gran punto de paso, con la Basílica de San Pedro cegándoles con su belleza, distrayendo toda su atención lo que no les hace caer en la cuenta de que entre la muchedumbre se encuentran sus acompañantes Anita y Wifix, a los que ven en la distancia mostrándoles su apoyo.

Aquí nuestros dos valientes ya llevan 17 kilómetros de carrera y toman la primera dosis de la poción mágica que se han traído desde su aldea, para afrontar la siguiente parte de la carrera. Con el recuerdo y el asombro de su paso por el Vaticano, Astruix y Joelix se dirigen hacia las afueras, hacia el Foro Itálico, siendo los siguientes 10 kilómetros los más largos y tediosos de la batalla. Aquí es el momento de prepararse para la más duro, durante estos 10 kilómetros ajustan los ritmos y ordenan los pensamientos, nada más se puede hacer, el recorrido transcurre por una carretera que les lleva a la zona deportiva de la ciudad, el Foro Itálico, el pabellón allí situado, las piscinas Coni, que a Joelix sorprendieron por lo vetusto de su estado… y poco más, aquí poca gente les apoya, sólo el claxon de los coches y los voluntarios en los avituallamientos de agua y de esponjas, llegan a la mitad de la carrera dentro de los parámetros planeados, con cerca de 2 horas de carreras y, lo más importante, con las fuerzas a tope para afrontar la segunda parte, en el kilómetro 25 asisten al primer punto de retirada de corredores, punto que ignoran por completo porque no van a ser ellos quienes se dejen el trabajo a medias, llega el kilómetro 26 y empiezan a notar las piernas cargadas, toman su segunda porción de poción mágica y siguen corriendo con la decisión y la fuerza de toda la mañana, en este punto empieza un largo tramo de descenso que les lleva de vuelta al centro de la ciudad, tras 7,5km de subida aburrida, ahora tocan otros tantos de bajada no mucho más entretenida. Aquí es el turno de que Astruix tire de veteranía y empieza a influir psicológicamente y físicamente en la carrera de Joelix, llevan 30 kilómetros, 3 horas corriendo y saben que ahora empieza realmente el combate contra Filípides. Le va animando constantemente, preguntando por su estado y pronto empieza a tirar de él y a servirle en la mano cada uno de los avituallamientos. Joelix por su parte, se siente bastante bien, sólo piensa en el futuro, no sabe lo que le espera, la carrera ha entrado en una dimensión totalmente desconocida para él, no sabe cuales serán las sensaciones, como las debe afrontar, sólo sabe que pase lo que pase el tiene que seguir corriendo, y justo esto es lo que está haciendo, por momentos se siente fuerte, pasan un túnel de acceso a la ciudad y de repente el escenario vuelve a cambiar, la gente de nuevo hace acto de presencia, esta vez llaman la atención los que sentados en las terrazas de las selectas cafeterías de la Vía Corso, degustan sus capuchinos mientras lucen sus modelos de última moda y aplauden tímidamente en contraposición a los que de pie sobre las aceras, sujetan sus cámaras de fotos a la espera de que pasen sus conocidos… afloran también las banderas, las pancartas… de vez en cuando se ve algún español a los que nuestros valientes levantan sus puños y les piden algo de apoyo. Falta les hará, están entrando en la parte más dura y decisiva del combate, Filípides empieza a hacer acto de presencia poniendo todo su poder contra los dos cruzados, en los mítico puntos de los kilómetros 32 y 35 no puede detenerlos, sus famosos muros se quedan a la altura de simples escalones en la carrera de Astruix y Joelix, así que su rival empieza a introducir otros elementos a la carrera. Cambia el asfalto por duros adoquines que a estas alturas hace que cada pisada sea un doloroso golpe en las plantas de sus pies, el terreno empieza a jugar con los corredores con contínuas subidas y bajadas… tras atravesar la preciosa Piazza del Popolo, llega la parte más bonita de la carrera, pero que al mismo tiempo es la más dura, en especial para Joelix que empieza en este punto un largo calvario, llegando a puntos de flaqueza realmente extremos. Sus piernas van al límite, maldice la caminata del dia anterior, sufre por dentro, sufre po fuera, aprieta los dientes… toma la última ingesta de poción mágica, intenta aguantar el tipo, parece que puede, se dice a sí mismo que sí, que puede, el momento tiene tintes épicos, por el camino va dejando atrás a otros corredores derrotados en la batalla, su mirada se pierde en busca de un punto en el que apoyarse, un aplauso, un ánimo que le de fuerza para seguir luchando… piensa contínuamente en su mujer, en terminar la carrera por ella y poder contárselo algún día a su hijo o a su hija… por su cabeza van pasando mil pensamientos a la velocidad e la luz, visualiza a las personas que le han mandado apoyos, por ellos tambien merece la pena seguir corriendo, no rendirse, ahora no… no puede volver a casa sin la cabeza de Filípides colgando de su cuello, no podría con eso. Astruix, colabora alabando el gran esfuerzo que estaba haciendo, el punto culminante para Joelix está a punto de llegar, envuelto en sufrimiento, con la mirada perdida, de repente el mundo se detiene, lo que tiene alrededor se convierte en la visión más hermosa que su cabeza recuerda. Él ya había estado aquí, en la Piazza Navona, la recordaba como el lugar más bonito de Roma, pero nunca la había sentido tan bella como esta vez, sus ojos se llenan de lágrimas, la emoción le invade por momentos, está cerca de cumplir un gran sueño y se encuentra en un lugar realmente de ensueño, le gustaría pararse, quedarse ahí un tiempo, disfrutar de cada rincón, pero no puede dejarse vencer por la emoción, como le dice Astruix “ahora sólo quedan los valientes” y él es uno de ellos, pero por otra parte sus piernas le están diciendo que no pueden más, aparece un dolor en su gemelo derecho que no le deja correr, pero tiene que seguir, la meta está cerca, demasiado como para perder la motivación. El dolor se va agravando por los adoquines y por el esfuerzo, a la altura de la Piazza Venecia, justo a los pies del imponente monumento a Vittorio Emanuelle, Joelix no puede más, Astruix intenta tirar de él pero sus piernas no lo soportan y empieza a reducir más y más el ritmo hasta acabar andando durante un minuto. Saca fuerzas no sabe de donde (seguro que del patuquito) para seguir corriendo, el dolor sigue ahí, alterna carreras con paradas para andar, Astruix va totalmente pendiente de su amigo, le sigue, le apoya, le dice que nunca se detenga. El dolor de Joelix ahora cambia de pierna y se traslada a la parte trasera de su muslo izquierdo, Filípides desde su guarida se regocija con este sufrimiento. Joelix mira al horizonte, de él nadie se ríe, esta vez va a por todas… arranca a correr todo lo que puede, sufriendo, apretando sus dientes, sus puños y hasta sus entrañas, ya están de nuevo en el Foro Imperial y tras una larga cuesta abajo ya se ve el Coliseo donde les espera Filípides seguramente asustado al verles asomar por el horizonte. Llegan a los pies del Coliseo y en un intento desesperado por detenerlos, Filípides aún les insta a rodear el recinto, a través de una última gran cuesta que, lejos de acabar con Joelix, le hace sentirse de nuevo el hombre más fuerte de Roma, incluso Astruix se sorprende de la crecida de su compañero.

Joelix visualiza el rostro de su enemigo al otro lado del Coliseo y se dirige hacia él envuelto en furia, dándolo todo, apenas le quedan 200 metros para alcanzar su objetivo, a su izquierda ve entre el público a sus compañeros de viaje Anita y Wifix que inmortalizan el recuerdo y les aplauden orgullosos, y frente a él se le van apareciendo una tras otra todas las personas a las que imagina a ambos lados aplaudiéndole formando un largo pasillo,

están todos, no falta nadie, sus amigos, sus compañeros de trabajo, sus compañeros de club, sus familias… mira al cielo y desde allí tambien le aplauden los que no pueden estar en las aceras. No falta nadie, todos están allí en ese pasillo que Joel imagina camino de la meta, aplaudiendole, al fondo del pasillo están esperándole su hermano y sus padres emocionados, con una gran sonrisa de felicidad… Joelix avanza hacia ellos, ya ve el arco de meta no lo puede creer, va adelantando corredores, tras la meta a imagina a su amada Masun esperándole para darle un abrazo, llega a la alfombra de meta y las lágrimas caen por su rostro, roto de pura emoción, atraviesan juntos los dos el corazón de Filípides, han acabado con él. Astruix felicita a Joelix… lo has conseguido, eres un MARATONIANO. Joelix abraza a su amigo, pero en este abrazo están dentro todas esas personas que le hacían el pasillo hacia la meta.

Recogen sus medallas, se las cuelgan del cuello… ¡Filípides ya eres nuestro! Han desaparecido todos los dolores, sólo les queda alegría y su principal preocupación es salir de allí y poder contar cuanto antes a los suyos su extraordinaria aventura. En un último acto de generosidad, tras mucho andar buscando a sus compañeros, Astruix deja a Joelix sólo sentado en una acera para acabar por ir él sólo a la búsqueda de Anita y de Wifix.

Joelix se queda sólo durante un largo espacio de tiempo, sentado, mirando su medalla, temblando de frío y pensando. Piensa en todos los sacrificios que le han traído hasta aquí, piensa en su familia de nuevo, piensa en Masun una y otra vez, en todo lo que ella tambien ha sacrificado para que él estuviera aquí. Pero la recompensa la tiene delante, está sentado en solitario, ante el grandioso Coliseo de Roma, llorando discretamente, pero no puede ser más feliz. Ha vuelto a demostrar que puede, que sólo se lo tiene que proponer y está, como no, orgulloso de sí mismo. Llegan sus amigos que le sorprenden en esta postura, pero lo que más le importa en este momento es que por fin puede llamar a Masun y contárselo. Y así lo hace, aunque su voz se le vuelve a romper de la emoción, que se contagia al otro lado del teléfono, todos están emocionados, Joelix imagina que su familia estará igual que ellos, no se puede ser más feliz.


Tras una merecida ducha, nuestros cuatro protagonistas lo celebraron con una comida antes de regresar a casa ¿todos? ¡no! Joelix y Wifix aún tenían tres días por delante para seguir disfrutando de la aventura… muchós kilómetros más por recorrer y más lugares por visitar.

Y ya de vuelta a su aldea, Astruix, Joelix y el resto de los cruzados comieron, bebieron, cantaron y bailaron para celebrar el éxito de esta nueva aventura.



F I N

6 comentarios:

  1. Conseguido. Enhorabuena. Muy bonito relato y muy bonita aventura.
    A por el próximo... jejejej
    Un abrazo
    Santi

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  2. Joel : colega me as dejado hecho polvo, que bonito todo como lo as contado, ENHORABUENA, LO CONSEGUISTES, nos vemos en ELCHE,saludos campeon

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  3. Lo bueno se hace esperar, ya eran varios días esperando poder leer esta pedazo de historia, finalmente a merecido la pena la espera.

    Ya sabía e intuía que los dos gladiadores mandados por Arc Alcoy, estarían a la altura de las circunstancia. La Maratón es una prueba dura, durísima, pero una vez cruzada la línea de meta te das cuenta que tanto sacrificio y trabajo ha merecido la pena. Cuando pasen algunos días más te daras cuenta y valoraras más la gesta que acabas de realizar, porque aunque parezca que al hacerlo tanta gente de edades tan dispares, la hece cualquiera, y no es así. Para hacerla aparte de ir preparado fisicamente hay que estarlo psicologicamente.
    Joel dale la enhorabuena a tú compañero de fatigas, pues ha echo una gran labor de apoyo durante la carrera, muchos quisieramos tener amigos como él.
    Espero poder felicitarte y estrecharte la mano en persona en unos días junto al bueno de Juan BArroso.

    salu2 y a descansar de la batalla librada.

    Dale un beso a tú amada Masum de parte de la familia bernal suarez, son gran parte dl éxito que cosechamos día a día.

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  4. Enhorabuena Joel, lo has conseguido, ya eres maratoniano, ahora ten cuidado a ver si te vas a enviciar.
    Bonita historia. Salu2

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  5. jajaja Ese Joelix ahí cruzando una lucha titánica en el mundo de Filípedes y contando su batalla con bellos lienzos de mitológicos lugares en relatos que perdudarán por los siglos.

    Enhorabuena crack!!! Me alegro y me ha divertido mucho la crónica.

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  6. Enhorabuena Joel el Maratoniano. Que creias que no iba hacer ningun comentario en tu blog jeje.

    Un orgullo estar a tu lado en el primer maraton que participas, esto ya lo recordare para toda la vida y tu tambien. Ademas el fin de semana lo pasamos genial por Roma, disfrute muchisimo de la ciudad y del maraton.

    Cuidate y entrena que nos quedan muchas aventuras por hacer, esto no es mas que el principio.

    Un abrazo amigo y muchas gracias por todos vuestros comentarios hacia mi persona, es reconfortable leer comentarios asi. Cada vez creo y veo gestos de compañeros que corren que hacen que sea un grupo especial este del running.

    Buenas noches.

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